En su búsqueda de temporada procurando su adaptabilidad climática, el temido «chinche asesino», científicamente identificado como Zelus Renardii, ha osado una vez más cruzar el charco procedente del Norte de México y el Sur de Estados Unidos para hacer su arribo a España.
Este insecto caracterizado por una dolorosa picadura, justo aparece tras la culminación del estado de Alarma en España, del cohete chino extraviado en el retorno a la tierra y la letal covid-19, pone en alerta a los agricultores y resto de españoles.
Los primeros especímenes del chinche asesino ya han sido detectados por la costa mediterránea, con su característico color naranja, seis patas, largas antenas y boca succionadora y picadora, que en realidad es un peligro para la flora y fauna de la región más que para el hombre, debido a su alta fecundidad y facilidad de adaptación climática y por poseer costumbres depredadoras y herbivoras.
El chinche asesino, es además un feroz depredador de insectos invertebrados, razón por la cual tiene efectos negativos en especies autóctonas por lo que ello representa y se ha instalado en España y todo apunta a que se ha adaptado a este nuevo hábitat.
Sin embargo para el hombre, a pesar de que se han documentados ataques a seres humanos y agrede al sentirse amenazado. Una picadura del chinche asesino es capaz de producir un intenso dolor que puede prolongarse por horas y una herida pequeña.
De acuerdo a registros e investigaciones que datan desde 2012, el chinche asesino hizo su presencia en España ese año y ha ampliado su área de influencia, por cuanto también ha sido detectado en la Comunidad Valenciana, posteriormente en Andalucía, Cataluña y Madrid, por lo que investigadores avizoran su expansión por toda la nación.
Lo preocupante es que el Zelus Renardii debido al cambio de temporada, la cual le favorece, se está propagando con rapidez por España y Europa, especialmente extendiéndose y en franca reproducción por la cuenca mediterránea.