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Borja Villacís, un signo de la descomposición en la España actual

El asesinato de Borja Villacís no solo conmocionó a la comunidad futbolística, sino que también destapó una preocupante conexión entre facciones ultras de fútbol y organizaciones criminales en España. Este caso ha revelado cómo estos grupos se involucran en actividades delictivas que van desde el narcotráfico hasta la extorsión y los secuestros, reflejando una peligrosa red de crimen organizado que opera bajo el manto del fanatismo deportivo.

Borja Villacís y su implicación

Conocido miembro del grupo ultra Outlaw Madrid, perdió la vida en un ataque violento mientras se encontraba en su vehículo en la carretera Fuencarral-El Pardo de Madrid. Las autoridades lo investigaban por su presunto rol como custodio de drogas dentro de una organización de narcotráfico. Entre septiembre y octubre de 2020, Villacís habría alquilado un piso franco en Las Rozas (Madrid) para almacenar sustancias ilegales. Trabajaba bajo las órdenes de Antonio Menéndez, alias Niño Skin, quien había liderado una escisión violenta dentro de los Ultras Sur, dando origen a Outlaw Madrid. Esta organización utilizaba el tráfico de drogas y 

Kevin Pastor: El presunto asesino

Un madrileño de 24 años y neonazi declarado, presuntamente asesinó a Borja Villacís. Con un historial delictivo extenso y conocido por su violencia, Pastor pertenecía a Suburbios Firm, una escisión del Frente Atlético. Su historial incluye numerosas agresiones y vínculos con grupos neonazis de Madrid y Alcobendas, como Skins Retiro. Pastor acostumbraba salir «de cacería», término que describe la práctica de agredir a personas por motivos raciales o ideológicos. Además, estaba en busca y captura por otros delitos relacionados con el narcotráfico y trabajaba para un clan de la droga en la provincia de Toledo.

Los ‘narconazis’

El término ‘narconazis’ encapsula la preocupante conexión entre la ultraderecha y el narcotráfico. Grupos ultras como Outlaw Madrid se financian mediante actividades criminales, incluyendo la venta de drogas, extorsión, secuestros y trata de personas. En este submundo delictivo, el narcotráfico se presenta como la principal fuente de ingresos, permitiendo a estos grupos expandir su influencia y poder. Equipos de fútbol como el Real Madrid, Betis y Barcelona tienen facciones ultras involucradas en estos delitos, destacándose no solo por su fanatismo deportivo sino por su capacidad para operar como organizaciones criminales.

Outlaw Madrid y Suburbios Firm

Outlaw Madrid, la facción ultra a la que pertenecía Borja Villacís, se fundó bajo el liderazgo de Antonio Menéndez, conocido como Niño Skin. Después de un enfrentamiento interno con el líder histórico de los Ultras Sur, Ochaíta, Niño Skin y sus seguidores establecieron Outlaw Madrid. Este grupo no solo se involucra en peleas y disturbios relacionados con el fútbol, sino que también desempeñaba un papel activo en el tráfico de drogas y otros delitos graves. Por otro lado, Suburbios Firm, vinculada a Kevin Pastor, operaba en el ámbito del Atlético de Madrid de manera similar, financiando sus actividades a través del crimen organizado.

La escena hooligan en Europa

El fenómeno de las facciones de ultras de fútbol dedicadas a actividades delictivas no se limita a España. En países como Serbia, Macedonia, Italia, Argentina y Polonia, estos grupos han encontrado un terreno fértil para sus operaciones. En ciudades como Cracovia, los hooligans se integran en redes criminales más amplias, utilizando la violencia y el crimen organizado para financiar sus actividades. Estos grupos no solo buscan el dominio en las gradas, sino también en las calles, estableciendo un control territorial que les permite expandir su influencia delictiva.

En curso

La investigación sobre el asesinato de Borja Villacís avanza con el objetivo de desentrañar la compleja red de conexiones entre estos grupos ultras y las organizaciones criminales. Las autoridades trabajan para esclarecer los vínculos y conflictos que llevaron a su muerte, así como para identificar a otros miembros involucrados en actividades delictivas. El caso de Villacís subraya la peligrosidad de estas facciones y su capacidad para operar al margen de la ley, utilizando el fútbol como una fachada para sus negocios ilegales.

Signo de la descomposición en la España actual

El asesinato de Borja Villacís destaca la grave problemática de la conexión entre ultras del fútbol y el crimen organizado en España. La violencia y las actividades delictivas de estos grupos representan una amenaza significativa para la sociedad. Las autoridades deben abordar de manera urgente la relación entre estos grupos y el narcotráfico para mitigar su impacto y devolver la seguridad a las calles y a los eventos deportivos. Este caso ejemplifica la necesidad de una acción coordinada y efectiva para desmantelar estas redes criminales y proteger a la comunidad de su influencia corrosiva.

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