Las leyendas y los mitos de esta provincia conservan las raíces de sus pobladores, quienes respetaban la naturaleza y veneraban a San Juan Bautista
Al formar parte de la comunidad autónoma del País Vaso, Álava conserva una serie de costumbres y tradiciones que fortalecen el acervo cultural, pues concentra el mayor número de habitantes en Vitoria, quienes han transmitido sus rituales de generación en generación.
Noches de San Juan en Álava
La naturaleza es la protagonista de sus creencias, pues de acuerdo con el calendario, se celebra el solsticio de invierno y de verano, bajo el amparo de San Juan Bautista, en vísperas de Navidad. En Aiara y Artziniega se creía que el sol bailaba temprano en honor al santo, luego de haber pasado una noche llena de magia y bailes ancestrales.
De hecho, en Egino se estila recolectar plantas silvestres llamadas eguzkilores, las cuales son concebidas como un elemento protector y como un símbolo del sol, ideal para colocar en la puerta del hogar para evitar las presencias no deseadas.
Curación ancestral
Curiosamente, en Urbina se estilaba curar hernias pasando a los pacientes por un roble rasgado, mientras estaban presentes dos hermanos, siempre y cuando fueran seguidos y de la misma madre, a fin de que realizaran el ritual. Allí se tenía la creencia de que el árbol representaba la hernia y se pasaba al enfermo de un extremo al otro pronunciando las palabras “eutsi anaiye” y “ekatzu anaiye” tres veces seguidas, sellando al final la hendidura con una cuerda. Si el árbol continuaba vivo, significaba la sanación del paciente, de lo contrario, el futuro sería incierto.
Tronco de Navidad
Otra costumbre ancestral de los pueblos de Álava es el Gabonzuio, también conocido como el tronco de Navidad. Muchos en sus hogares se acostumbraban a colocar un trozo de madera con fuego y dejaban que se consumiera, para compartir y disfrutar en estas fechas especiales.
De acuerdo con los cronistas, algunos creían que el madero tenía propiedades mágicas y que servía para protegerse de las tormentas e incluso, para resguardar el ganado en temporada de invierno. Por ello, regaban las cenizas en los establos y en las huertas. En las regiones le otorgaba al tronco el perfil de Olentzero, aunque también recibe otras denominaciones como Kalerre o Porrondoko.
Aguas protectoras
Tradicionalmente, en Álava se creía en la magia del agua, por lo que se organizaban rituales con frecuencia para solicitar amparo y protección, algo que ocurría en el Santuario de Santa María del Yermo y en San Antonio. Al recolectar agua directo de la fuente, se practicaba un ritual religioso para aliviar dolencias corporales.
Caída del rayo
La caída del rayo es un suceso al que muchos temían en las aldeas de Álava, por lo que utilizaban un hacha como amuleto protector en tiempos de tormenta. Así, creían que prevenían su descenso sobre el hogar, por lo que estilaban colocarla justo en la puerta, con el filo apuntando hacia arriba. Era más común observar esto en Navarrete, en Gasteiz o en Ayala.
Otra de las antiguas creencias europeas, señala que es útil utilizar elementos protectores contra los malos espíritus, todo un sin fin de historias y cuentos mágicos cargados de fantasía y de imaginación. Así como evitaban rondar por los cementerios para no toparse con ningún difunto, también rodeaban tres veces los templos al rezar para evitar dolores de cabeza. Es increíble la cantidad de historias recopiladas en las remembranzas de Álava, pues los carnavales vascos también tienen sus creencias bien arraigadas en la localidad.