Es cierto que la literatura filosófica y la ciencia ficción siempre han estado muy ligadas, tantas veces que ya aburre de solo pensarlo. No obstante DEVS es una serie que entretiene usando desgastados argumentos intelectuales y pseudo pesquisas en el campo de la realidad virtual dentro del universo escandaloso del BIG DATA.
La matemática y la física cuántica son el lado más romántico de las ciencia de nuestros días llegando a parecer incluso metafísica sin llegar a menospreciar su importancia claro ésta.
Esas disciplinas nos hacen preguntarnos ante cualquier cálculo numérico si entendemos que probablemente existen otros planos, en otras palabras que si tenemos alma eterna. Y como dije antes de esto audiovisualmente ha sido tantas veces explotado que DEVS no sorprende, pero si su minimalismo teatral a la hora de entregar el resultado final.
Textos y guión son – por instantes – el parque temático de este show donde algunos momentos son reiterativos pero con el ritmo aletargado y reflexivo de sus escenas de diálogos densos se nos olvidan esos errores comerciales que tienen las series de alto presupuesto en producción.
Sellos de calidad
Fue escrita y dirigida por Alex Garland quien ya mostró sus colmillos de tigre blanco en la pantalla grande con EX MACHINA y que nos dejó claro que sabía hacer un guión divertido y entretenido en THE BEACH del consagrado director de inglés Danny Boyle. Ambas películas con algo en común: un sistema de mierda dentro de otro sistema de mierda, marco teórico de DEVS.
HBO España la exhibe pero viene de la manufactura de la productora FX que la lanzó en su plataforma de streaming HULU.
Datos que ayudan a entender que estamos hablando de una realización cuidada para competir con lo mejor de Netflix, donde ya hay un público cautivo y fiel a este tipo de argumentos con series de renombre como DARK o Black Mirror, que aun cuando no son su tema central le pasan por al lado pellizcando a esos conceptos.
De manera fallida las de Netflix han expuesto capítulos muy complicados para audiencias muy jóvenes. La mítica e insuperable serie de los 80´s The X-Files pasó por el tormentoso camino de tocar la temática y pudo salir airosa.
Al borde del Golden Gate
DEVS reclama un sitio especial al mostrar con disimulo, la vida de quienes viven entre San Francisco y Oakland pero terminan tomando el bus a diario hasta Silicon Valley. Lindero geográfico que también dibuja otra afamada serie de HBO de homónimo nombre, que justifica su guión en actuaciones brillantes e hilarantes y a su vez completan la fotografía de la ciudad geek.
En la miniserie de Garland las exageradas pero consistentes interpretaciones de los protagonistas y antagonistas – liderados por Nick Offerman en el papel un magnate obcecado y a la muy joven Sonaya Mizuno encarnando a una frágil pero decidida heroína -son elemento esencial a la hora de disfrutarla.
Esta historia es Google, Microsoft y Apple en sus proyectos secretos y están perfectamente esculpidos en la puesta en escena como si se tratara de un publireportaje especial transmitido por cualquier cadena de noticias. De ese mismo lado está la presencia de la política norteamericana mezclada con violencia conspiranoica, espionaje y guerra de aranceles, en pinceladas muy sutiles pero que ayudan a darle credibilidad al tiempo en que se narra la trama.
Previsible o no, pretenciosa o no DEVS seduce a un público que puede madurar en la ciencia ficción y que a la vez se quiere acercar a la cuántica y su lado místico. Es probable que haya sido una buena película de tres horas también y hubiese funcionado, pero se disfrutan sus 8 capítulos.
Frank Castellanos