Recientemente la industria de la tela ha visto un cambio radical, las modas se presentan y después se esfuman con mucha rapidez, antes podían mantenerse en la palestra por espacios prolongados, a veces hasta más de un año, ahora atrae la atención del público por pocos meses.
Ahora que las prendas pierden su vigencia estética en poco tiempo, las marcas han decidido olvidar la calidad del producto, esta tendencia es lo que se conoce como fast fashion o moda rápida, las generaciones futuras se enfrentarán a ese problema de no ocurrir un cambio en la población.
Esto afecta de manera notable nuestro medio ambiente debido a la contaminación que genera. Los materiales que solemos encontrar en las prendas de moda rápida tienden a ser artificiales y necesitan altas cantidades de químicos que por lo general son muy tóxicos y acaban en las aguas de los países fabricantes (China, India, Vietman, etc) esto no solamente perjudica al ecosistema sino también a las personas que viven cerca de esas vertientes acuíferas.
Para la confección de esta llamada moda rápida tenemos que se utilizan cerca de 20.000 litros de agua para producir un kilogramo de algodón, como verán es una cifra exorbitante que afecta el planeta teniendo en cuenta que este líquido imprescindible no es fácil de hallar en estos tiempos.
Otro problema ambiental que genera la industria de la moda es qué hacer después que termina la vida útil de la ropa, esto debido a que los materiales son casi siempre plásticos como poliéster o elastano y estos tejidos tardan hasta 200 años en descomponerse.