Conocí la voz de Jack Garratt tras un accidente personal. Ya se estaba por acabar 2016 y, en medio de la lluvia, luego de haberme resbalado debía cambiar mi camisa emparamada por una recién comprada calles antes, por eso entré a aquel restaurante con muy mal aspecto. Tiritando del frío dentro del poco salubre baño sonaba de fondo una versión en vivo del éxito de Alicia Key IF I AIN´T GOT YOU con dos voces y dos guitarras que podían ser Justin Timberlake, Bruno Mars, o el mismísimo Usher por nombrar cualquier otro mega conocido cantante norteamericano.
Me apuré en salir diminuto cuartillo para ver la pantalla del monitor colgado en la campana del grasiento comedor que estaba dispuesto frente a la entrada de los aseos. Eran James Bay acompañado de Garrat. Al primero de esos dos hombres ya lo había escuchado antes en varias ocasiones, siempre me parecido aburrido. Pero quién era ese otro extraño, pequeño pelirrojo que lo acompañaba y que sonaba tan afinado que a la vez hacia delirar a la multitud del concierto mal grabado que mostraba aquel video casero de Youtube.
Este es un Multi instrumentista quien desde pequeño anda entre cuerdas, metales y percusión gracias al tener unos padres implicados en las mismas lides; seres que a diario le enseñaron a cultivar la teoría y el solfeo de los instrumentos musicales como quien extiende su cuerpo.
Tales dotes hicieron de su primera placa discográfica una suerte de remolino en la crítica (hubo quienes lo nombraron El Quinto Beatles pero con falsete y otros lo llamaron ñoño pero sin gracia), y en alguno que otro premio sobresalió cual niño prodigio. Spotify registró que su música era popular pero no en demasía, hasta que sus sesiones en vivo en la plataforma streaming de la mano de VEVO Lift lo hicieron ver como un artista incomprendido pero nunca fracasado.
Ese primer disco me parecía que se asemeja mucho a Rudimental en su peor momento, o a Sam Sparro con Black & Gold. Sus acordes fueron tan grato que me sonaba muy lindo. Y cuando me suena bonito se me olvida rápido, pero hubo algo que me dijo este gordito se parecía más a aquella estupenda versión que mire luego de salir de aquel pestilente baño que a ese disco llamado Phase.
Love death and dancing
Liam Gallagher lanzó su tan esperado MTV Unplugged el mismo día que salió lo nuevo del también británico bailarín. Por otra parte Lady Gaga tenía ya una semana con su publicitado álbum. Ambos frenaron la posibilidad de que llegara a número uno de los charts del Reino Unido.
Pero …porqué todos estamos fascinados de esta segunda entrega de Jack Garratt
Suena a verdad, libre de un aparto de mercadotecnia detrás. Es auténtico y único. Se parece a todo lo que hayamos escuchado en los últimos años proveniente de las islas británicas con ese desparpajo del buen pop, pero a la vez es un lobo solitario a la caza de quienes queremos ser sorprendidos con sonoridades y ritmos que hagan más que complacernos.
Ya no hay que impresionar a nadie. No hay necesidad de recordarnos en instante que es virtuoso o que ejecuta cada instrumento. Por consiguiente hay armonías libres y simples. Sus letras son tan profundas o complejas como la declaración postpandemica del título: Amar la muerte y bailar.
Está plagado de sonoridad intimista pero divertida como quien hace música para complacerse y no para vender discos. Por momentos me recuerda a las atmósferas de Diamonds and Pearls hecho por Prince en 1991 porque se queda en los acordes típicos de los años 80´s pero sobrepone de todo ese bagaje estético y crea una historia de principio a fin sin final feliz.
Su valor agregado: los videos. Un lujo verlo bailar lo que compuso. Es delirante mirarlo mientras se mueve con sus propios acordes, da gusto. Con una realización decente, apasaida por coreografías caseras y pasos de danza contemporánea aprendidos – seguramente – por tutoriales de algún canal YouTube. Este artista sin remilgos, contándonos con su cuerpo cada palabra que escribió sobre …papel…
Me gusta el concepto de su música, me gusta su elocuencia sin ganas de parecer y sobre todo su desparpajo a trabajar para el mismo. Es un buen momento en la historia de la música para que el folk, el blues, el soul, la electrónica se conjuguen en un solo artista y en un solo disco.