La Agencia Espacial Europea informó de una desviación de la trayectoria ocho minutos después del despegue
La misión Vega VV17 para lanzar el primer satélite de observación de la Tierra de España, SeoSat-Ingenio, falló el martes después de que el cohete que lo transportaba se desviara de su trayectoria. El cohete fue lanzado desde la Estación Espacial de Guayana en Kourou, en la Guayana Francesa, a las 2.52am (hora española continental), pero falló ocho minutos después de despegar, tras el primer encendido del motor de la etapa superior del Avum, dijeron expertos de la estación espacial en una transmisión emitida por la Agencia Espacial Europea (ESA).
Antes de que la transmisión terminara, los expertos dijeron que estaban esperando obtener más datos para averiguar qué fue lo que falló. El cohete también transportaba el satélite francés TARANIS. El Vega es un cohete desarrollado por la Agencia Espacial Italiana y la ESA para poner en órbita los satélites. Su primer lanzamiento tuvo lugar el 13 de febrero de 2012 desde Kourou.
De acuerdo con los planes de la compañía de lanzamiento de satélites Arianespace, Vega debía separar Ingenio 54 minutos después del despegue y TARANIS 1,42 horas después del mismo. El plan era lanzar el satélite español en una órbita sincrónica al sol, a una altura de aproximadamente 670 kilómetros.
Arianespace ha comenzado a analizar los datos de telemetría para determinar la causa de la avería y dijo que celebraría una reunión informativa el martes por la tarde para proporcionar más información. Los funcionarios de la compañía aún no han respondido a las preguntas de EL PAÍS.
El primer satélite de observación de la Tierra de España
El satélite SeoSat-Ingenio fue el orgullo de la ingeniería aeroespacial española. Fue puesto en órbita a una altura de 670 kilómetros, pasando por los polos. El satélite habría sido capaz de tomar fotos de cualquier punto de la Tierra durante tres días y cubrir todo el territorio de España ocho veces al año.
Estas imágenes habrían sido capturadas con la mayor resolución jamás alcanzada por un instrumento español gracias a la doble cámara del satélite. Esta cámara tiene un sistema de espejos que concentra la luz, permitiendo capturar una imagen de 60 kilómetros de ancho con cada píxel que representa 2,5 metros, una resolución que permitiría ver en detalle un área aproximadamente del tamaño de un coche.
Usos del satélite
Las fotos tomadas por el satélite iban a ser utilizadas para la cartografía, la agricultura, la gestión de los recursos naturales (para comprobar los niveles de las presas), las emergencias y la seguridad. Por ejemplo, las imágenes podían advertir de incendios, indicar los niveles de nutrientes de un cultivo para determinar cuánto fertilizante se debe utilizar y detectar construcciones ilegales.
La doble cámara del satélite español también habría podido mirar tanto de lado, lo que le habría permitido observar cualquier punto de la Tierra durante tres días. Según una nota de prensa del Ministerio de Ciencia español, esto habría sido especialmente útil para crear mapas de desastres naturales impredecibles como inundaciones, incendios forestales y terremotos, así como para reforzar la comprensión de uno de los mayores retos a los que se enfrenta el mundo: el cambio climático.
El Ministro de Ciencia y ex-astronauta Pedro Duque presentó un informe detallado sobre los servicios que el satélite podría proporcionar a las administraciones públicas en una reunión del Gabinete la semana pasada. Ingenio también podría haber sido utilizado con fines militares, en particular como complemento de Paz, el satélite radar lanzado por el Ejército de Defensa en 2018.
El proyecto del satélite costó un total de 200 millones de euros y fue liderado por el Ministerio de Ciencia a través del Centro de Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI). Un 75% de toda la tecnología de Ingenio se fabrica en España, lo que lo convierte en el satélite con más componentes nacionales que se haya desarrollado nunca. Sus creadores esperaban que un lanzamiento en órbita exitoso hubiera permitido a España competir para fabricar más productos de este tipo, como los utilizados en el programa Copérnico de la Unión Europea y la ESA.