Te queremos recordar los buenos habitos que hay que adoptar para para proteger tu corazón y reducir significativamente los riesgos de enfermedades cardiovasculares, que están lejos de ser una fatalidad.
1 – Desayunar de verdad
Saltarse la primera comida del día no es inocuo. La ausencia de una comida matutina condujo a un mayor consumo de calorías durante otras comidas. También rima con otro mal hábito que incrementa el riesgo de infarto en un 55%: picar a altas horas de la noche.
2 – Centrarse en los deportes de resistencia
El corazón es un músculo. Cuanto más se entrena, mejor funciona. Lo que le gusta sobre todo son los deportes de resistencia, es decir, el ejercicio prolongado y regular (correr, montar en bicicleta, hacer senderismo, nadar, etc.).
Para proteger tu corazón, una hora de paseo a un ritmo de 6 a 7 kilómetros por hora, 3 veces a la semana, puede mejorar el rendimiento de la bomba cardíaca en un 12%… ¿Está usted lejos de ello?
Aunque se estima que son necesarios al menos 30 minutos de ejercicio físico al día (o 10.000 pasos) para mantener el corazón, lo importante es ponerse en movimiento y unos pocos minutos son mejores que ninguno…
3 – Dejar de fumar
El tabaquismo es la principal causa de muerte cardiovascular evitable. «Un consumo de 3 a 4 cigarrillos al día multiplica por 3 el riesgo relativo de accidente cardiovascular».
Aumento de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca, mala oxigenación de la sangre, riesgo de espasmo coronario y de trombosis. La buena noticia es que nunca es demasiado tarde para dejar de fumar y que los efectos de dejar de fumar son muy rápidos.
4 – Cuidado con la sal
Comemos mucha sal. Alrededor de 10 gramos al día para los hombres y 8 para las mujeres, mientras que no debemos superar los 5 gramos.
El exceso de sal, que está directamente relacionado con la hipertensión arterial, aumenta en gran medida el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
Es mejor no abusar del salero pero, sobre todo, cazar la sal escondida en los alimentos, que supone entre el 70 y el 80% de nuestro consumo: pan, bollos, carnes cocinadas, platos preparados (pizzas, quiches, etc.), conservas, salsas industriales, etc.
5 – Compruebe su nivel de colesterol cada 5 años
El colesterol es una grasa que es transportada en la sangre por dos portadores:
- el LDL (lipoproteína de baja densidad) o colesterol «malo»,
- el HDL (lipoproteína de alta densidad) o colesterol «bueno».
La primera obstruye las arterias, mientras que la segunda las limpia. ¿El problema? En el caso de hipercolesterolemia, el colesterol «malo» tiende a acumularse en las paredes de las arterias (lo que se denomina aterosclerosis), dificultando o incluso impidiendo el paso de la sangre, y formando coágulos.
Para evitarlo y proteger tu corazón, se recomienda realizar una prueba de colesterol cada 5 años. Esto se hace tomando una muestra de sangre en ayunas.
6 – Controla tu presión arterial a partir de los 40 años
La hipertensión arterial (HTA) corresponde a una presión arterial excesiva en las arterias. Cansa prematuramente al corazón al sobrecargarlo y favorece la aterosclerosis.
Como no hay síntomas para sospecharla, la única forma de detectarla es medir la presión arterial al menos una vez al año a partir de los 40 años (o 20 años en el caso de la hipertensión antes de los 50 en uno de sus padres).
Salvo en casos especiales, la presión arterial normal es inferior a 14/9. También puede someterse a revisiones periódicas, sobre todo para detectar la posible presencia de un soplo cardíaco.
7 – Aprender a gestionar el estrés
Ahora se ha demostrado que el estrés crónico es malo para el corazón. Incluso es el mayor contribuyente a los ataques cardíacos después del tabaquismo y el colesterol.
No sólo porque acelera el ritmo cardíaco, aumenta la presión arterial y altera la coagulación, sino también porque incita a fumar, a beber alcohol y a comer más grasa y azúcar. Así que es hora de proteger tu corazón y pensar en cuidarse y relajarse haciendo deporte, yoga, relajación o meditación, por ejemplo.
8 – Evitar los refrescos
El consumo diario de refrescos, ya sean bajos en grasa o no, aumenta el riesgo de síndrome metabólico (colesterol alto, presión arterial alta, exceso de peso, etc.) en un 48%.
Explicación: estas bebidas no sólo contienen demasiado azúcar (una lata representa 10 cucharaditas de azúcar), sino que además incitan a comer más.
En resumen, aunque no está prohibido permitirse un refresco de vez en cuando, el agua sigue siendo la forma más segura de saciar la sed para proteger tu corazón.
9 – Dormir de 6 a 8 horas por noche
Ahora es seguro: el sueño es bueno para el corazón en particular. Pero no hay que dormir ni mucho ni poco. Al menos eso es lo que han demostrado los investigadores estadounidenses, con cifras que lo respaldan.
Las personas que duermen menos de seis horas por noche ven duplicado su riesgo de sufrir un ictus o un infarto, mientras que las que duermen más de 8 horas ven multiplicado por 2 el riesgo de sufrir una angina de pecho y por 1,1 el de padecer una enfermedad coronaria.
10 – Salir con tus amigos
La soledad es el enemigo del corazón. Tanto en sentido literal como figurado. las personas que están solas o privadas de relaciones sociales tienen el doble de probabilidades de desarrollar una enfermedad cardiovascular.
El aislamiento es sinónimo de sedentarismo, aumento de peso y mayor estrés, que a su vez es responsable del tabaquismo, la mala alimentación y la hipertensión arterial (que es mayor en las personas aisladas).
De ahí la importancia de salir, ver a la gente, divertirse y compartir con los demás.