La muerte de un familiar o de un ser querido implica cambios radicales en el día a día de las personas. No importa cuál sea el contexto en el que se produzca dicha pérdida; el dolor, la confusión, la falta de certezas, son cuestiones bastante frecuentes en la rutina de los familiares.
Sin embargo, a pesar de que se trate de un momento del que cueste salir adelante, sí es cierto que algunas recomendaciones pueden terminar siendo oportunas para encontrar soluciones, porque a pesar de que la persona que ha fallecido no se pueda recuperar, el daño que dicho evento ocasiona en las personas que le han querido en vida sí puede ser sanado, poco a poco, para al final lograr superar la muerte de un ser querido.
Lejos de ser un manual concreto o una fórmula mágica, las recomendaciones sirven como una guía para la acción, a sabiendas de que la complejidad siempre será sin precedentes para todas las personas que lo experimenten.
¿Por qué resulta tan complejo afrontar la muerte de un ser querido?
Desde un punto de vista general, no haría falta siquiera ahondar en las razones por las que esta inédita situación resulta tan difícil de asumir. A pesar de ello, conocer algunas de las cuestiones que agravan la situación sí puede ser de interés:
- Adaptación inmediata: la pérdida de un ser querido trastoca el día a día de todos. Hay un cambio radical en el que esa persona ya no está. Eso, para muchos, generará confusión y tristeza, pero sobre todo estrés e incertidumbre porque a los días les falta “una parte”.
- La dura aceptación: ni siquiera en los contextos más desfavorables, los familiares pueden aceptar una pérdida y vivir el duelo desde el primer instante. Por eso, los sentimientos de culpa, rabia o injusticia pueden hacer que afrontar la pérdida sea más difícil.
- Sin razones para seguir: cuando el sentido de autoestima, propósito o identidad se relacionan mucho con la unión con otras personas, es común sentir que se haya perdido una parte de la persona misma que vive el duelo, y es común sentir desgano o no tener motivos para seguir adelante.
Recomendaciones para afrontar la difícil situación
Dejar todo lo que se pueda en las mejores manos
En primer lugar, una de las cosas que siempre se deberían tener cubiertas es la posibilidad de contar con una empresa que ofrezca despedidas respetuosas en un tanatorio. Y es que es una situación en la que la familia no va a tener las cosas claras como para poder organizar gran parte de lo que se viene, y dejar todo lo que se pueda en manos de profesionales del sector funerario se convierte en la mejor alternativa.
En ese sentido, siempre será positivo contar con una empresa de servicios funerarios que ofrezca servicios que abarquen prácticamente todo:
- Asesoramiento sobre los trámites legales y administrativos.
- Seguro de decesos.
- Servicio de salas velatorias amplias y catering.
- Servicio de sepelio, cremación o repatriación, según sea el caso.
- Todos los servicios básicos de un tanatorio.
Desde luego, mucho va a influir la ubicación de esta empresa de servicios funerarios, sus precios, sus servicios, el espacio de las salas velatorias o las opiniones que se tengan acerca de la empresa, pero por lo general siempre es la mejor forma de proceder para aligerar las cargas y el estrés en una situación emocionalmente compleja.
El apoyo social es un método infalible
Cuando se pierde a un ser querido, inmediatamente lo que muchas personas quisieran hacer es aislarse de la sociedad, estar en solitario y pretender sanar de esa manera. Sin embargo, pudiera darse el caso de que sea el camino equivocado.
Por el contrario, está demostrado que buscar apoyo en la familia, los amigos y conocidos pudiera ser una mejor opción, siempre y cuando se trate de personas que le quieran, le valoren y estén dispuestas a escuchar y a comprender todo lo que se quiera decir. La familia, por tanto, se convierte en el mejor núcleo para superar la pérdida.
Permitirse recordar a la persona fallecida
Otro error común, pero entendible, es tratar de borrar todos los recuerdos y lo vivido lo antes posible, para evitar sufrir. Sin embargo, el efecto suele ser totalmente opuesto y se termina sufriendo más ya que se están reprimiendo muchos momentos felices y vivencias que pudieran ser un analgésico para el alma en esta difícil situación.
Cada persona encontrará su método, su rutina y sus rituales puntuales para honrar la vida, la memoria y el legado de su ser querido, pero es importante siempre conservar la parte de ellos mismos que le haga feliz, puesto que mucho de sanar también implica aceptar lo sucedido y, más aún, recordar que absolutamente todo lo que se vivió con esa persona tuvo un significado y una razón de ser. Disfrutar de ese significado brindará paz.
Cuidar de la salud y el estado físico
Que el ejercicio, el descanso saludable y la alimentación sana son una buena rutina para superar un duelo, es algo que los profesionales recalcan cada vez que se puede. Pero no es fácil abocarse a ello cuando se ha perdido un ser querido.
Comenzar por poco, apuntarse a un entorno donde otras personas también buscan cultivar la salud de su cuerpo, o concretar con amigos o familiares que estén haciendo ejercicio regularmente, puede ser una forma de sanar, pero sobre todo, de no decaer totalmente ante la traumática situación.
Hay que seguir adelante
Por eso es importante darle un sentido y un orden a la vida diaria. El pasado no se puede cambiar y si se intenta recriminar algo de él, se generará desolación. El futuro no va a traer de vuelta a la persona fallecida, por lo que todo estrés y ansiedad serían injustificados.
Hay que seguir adelante, paso a paso, intentando generar un enfoque claro en algo que ofrezca certezas. Puede ser el trabajo, proyectos personales, puede ser una actividad que se haya querido hacer y nunca se haya concretado, pero siempre se puede seguir adelante y encontrar el motivo en ocasiones es sencillamente tener voluntad.