El término vanguardia, del francés avant-garde, tiene su origen en el ámbito militar y designa a la unidad que precede a las tropas en movimiento. En el ámbito artístico y literario, Las vanguardias históricas se refieren a los movimientos que surgieron a finales del siglo XIX y se establecieron en las primeras décadas del siglo XX.
Emprendiendo una renovación a través de nuevas poéticas o nuevos modos de expresión, las vanguardias se oponen a la tradición y a la cultura oficial, cuestionando la propia naturaleza del arte y su relación con la sociedad.
Las vanguardias españolas se conocen como «ismos», por el sufijo -ismo común a todos sus nombres.
El contexto histórico y cultural
Las vanguardias del siglo XX se encontraron con la expresión consecuente de un mundo que cambiaba rápidamente. El comienzo del siglo XX fue, de hecho, un periodo de gran expansión económica y de cambios históricos y sociales.
En 1914, el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Habsburgo en Sarajevo provocó el estallido de la Primera Guerra Mundial. Al mismo tiempo, estalló la Revolución de Octubre en Rusia y Lenin llegó al poder.
El nacionalismo y el imperialismo, los movimientos socialistas y los partidos comunistas se fortalecieron en toda Europa. La primera vanguardia real del siglo XX nació en Italia con el futurismo, que entró en una fuerte polémica con el pasado a través de las revistas La Voce y Lacerba.
Las vanguardias: una nueva realidad
A finales del siglo XIX cambió la percepción de la realidad y surgieron los límites del Positivismo, cuya visión de la realidad se limitaba a los aspectos fenoménicos y superficiales. En este desarrollo de una nueva conciencia del mundo y de la realidad influyeron varios intelectuales de renombre:
Einstein, con su teoría de la relatividad, demostró que incluso las ciencias «exactas» (matemáticas, física, geometría) se basan en supuestos convencionales y «relativos».
Con su teoría del inconsciente, Freud introdujo una compleja y sutil psicología profunda.
El pensamiento de Nietzsche influyó en muchos aspectos de la cultura del siglo XX, refutando las certezas de la ciencia y la filosofía oficiales y rechazando el optimismo sobre el progreso y la historia.
Con el vitalismo y el intuicionismo, Bergson sostenía que la vida es un continuo devenir que sólo puede conocerse a través de la intuición, mientras que la ciencia ofrece una visión reductora, estática y parcial de las cosas.
Características de los ismos
La influencia de los intelectuales españoles en los movimientos de vanguardia no se hizo esperar: como ya había ocurrido con el Modernismo, Cataluña se convirtió en pionera de las nuevas tendencias que se extendieron por toda Europa en las primeras décadas del siglo XX. Para estos artistas y poetas, el arte se convirtió en una nueva forma de ver la realidad, convirtiéndola en un juego.
En particular, los poetas empezaron a dar gran importancia a la colocación de las palabras y a las pausas, de modo que éstas se convirtieron también en una parte importante de la creación del ritmo sintáctico del verso.
Además, se introdujeron nuevas estrategias gráficas, como la ausencia anárquica de signos de puntuación o el caligrama. La poesía y la prosa españolas se convirtieron pronto en representantes de la voluntad de ruptura con el pasado que caracterizó a los principales ismos de la época.
El punto álgido de la vanguardia en España se alcanzaría con los poetas de la Generación del 27.
La literatura en castellano pudo contar con uno de los creadores más brillantes de principios del siglo XX
Ramón Gómez de la Serna, que fue el primero en difundir las principales teorías vanguardistas entre los intelectuales españoles.
Además de presentar el manifiesto futurista de Marinetti en 1909, escribió su propio Proclama futurista a los españoles.
También se le recuerda por sus llamadas greguerías: composiciones de una sola frase que combinan la metáfora y el humor para crear verdaderos juegos de palabras.
La generación del 27
La Generación del 27 fue el grupo de jóvenes intelectuales españoles que en 1927 decidieron rendir homenaje al poeta barroco Luis de Góngora, al que tanto admiraban; estos jóvenes fueron los representantes de la vanguardia española.
Una de las características más importantes de este grupo era que todos los poetas que lo integraban eran universitarios privilegiados: casi todos procedían de familias acomodadas, lo que les daba mayor libertad para cambiar o incluso abandonar sus estudios para dedicarse a su vocación artística.
Algunos de los más importantes exponentes de la vanguardia se reunieron en la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde nacieron algunas colaboraciones importantes, como la de García Lorca, Dalí y Buñuel.
Estos jóvenes poetas y artistas encontraron en la figura del filósofo José Ortega y Gasset el apoyo necesario para configurar un nuevo credo ideológico y estético.
El afán de originalidad caracterizó las obras de estos intelectuales, dando lugar a una permanente inclinación hacia la creación de nuevas imágenes líricas y el uso de la metáfora, que era vista no sólo como un proceso intelectual, sino también y sobre todo como un proceso mágico que les permitía crear su propia realidad.
Las principales vanguardias españolas
Creacionismo
Iniciado por el poeta chileno Vicente Huidobro, el creacionismo rompió por completo con la tradición realista del siglo XIX y se marcó como objetivo crear poemas independientes de la realidad que nos rodeaba. De este modo, el poeta es considerado un «pequeño dios» por su capacidad de crear una realidad alternativa a la ya conocida.
Ultrismo
Este movimiento de vanguardia se originó en España y se distingue por integrar ciertas características de otras vanguardias. Sus principios básicos son:
- La supremacía de la metáfora.
- La visión del arte como juego.
- La ausencia de puntuación y rima.
- El uso de caligramas.
Surrealismo
El surrealismo nació en Francia en la década de 1920 y su principal exponente fue el poeta André Breton. El surrealismo se centra en lo onírico, la realidad interior y el inconsciente.
Los artistas surrealistas se vieron influidos por las teorías de Sigmund Freud, especialmente por su obra de 1900 La interpretación de los sueños. Los mayores exponentes españoles de esta vanguardia fueron Federico García Lorca, Salvador Dalí y otros intelectuales pertenecientes a la Generación del 27.
Otras vanguardias
Además de las vanguardias ya mencionadas, hay otras que han tenido una influencia menor en la literatura española, sobre todo el futurismo y el dadaísmo.
Futurismo
fundado por Marinetti en 1909, ensalzaba las innovaciones tecnológicas de la época y se caracterizaba por la celebración de la velocidad y la ruptura con las normas tipográficas.
Dadaísmo
fundado por Tristán Tzara en 1915, nació como respuesta a la brutalidad de la Primera Guerra Mundial. Buscaba combatir lo racional a través de lo absurdo e ilógico, produciendo textos incoherentes compuestos al azar.
Este breve recorrido te pone en el contexto de quienes fueron los padres del arte actual. Por ello es importante recordarlos, pensando en que las nuevas generaciones deben mantenerlos presentes.