Con la medalla de bronce obtenida por Jordi Xammar y Nicolás Rodríguez en la disciplina de vela en los Juegos Olímpicos Tokio 2020, España sube al puesto 34 del medallero de la competición mundial que concluirá esta semana.
Sin embargo, detrás de esa muy bien ganada medalla de bronce, existe una historia escondida que luego de este triunfo recién ha salido a flote como su velero.
Jordi Xammar y Nicolás Rodríguez, hijos de deportistas se juntaron cuando el segundo ya había abandonado sus prácticas de vela para trabajar como odontólogo en Holanda «Mis padres no querían que compitiera», ha dicho.
Por su parte, Jordi Xammar después de ganar el bronce en el 470 en Tokio 2020, había hecho muchas cosas cuando llegó a la zona mixta y, pese a esto, seguía temblando de la emoción. Sus manos nerviosas confirmaban que detrás de la alegría por el podio algo se ocultaba tras la alegría.
Xammar se refirió entonces a la situación previa antes de la competencia «Sí, es lo que he vivido esta semana… La presión que he sufrido ha sido alucinante. No somos estrellas y ganar una medalla es algo muy importante. Me iba a dormir, abría los ojos y la cabeza empezaba ‘tu, tu, tu, tu, tu, tu’, a darle vueltas a todo», ha comentado
Xammar también reconoció que, «hay un salto enorme entre ser medallista o no serlo. Como ya debuté en los Juegos de Río, creía que venía preparado para esto, pero… ¿Y si se me escapaba la medalla?», sostuvo Xammar, quien este miércoles se despertó en la isla Enoshima hecho un manojo de nervios antes de ir a competir.
Poco antes de la regata decisiva y por ser una persona hiperactiva como pocas, protagonista de mil aventuras, capaz de irse a Indonesia a ayudar tras un tsunami o de rescatar a un senderista perdido en Sierra Nevada, de repente estaba paralizado. «Ahora entiendo a mis padres», rememoró.